Hay lectores que dejan pistas, ofrendas, señales. Dejaron una estampita, una postal, un ticket de tren, un sobre sin carta o una carta sin sobre, una foto de alguien que ya no está o nunca estuvo. Son huellas de otra lectura, restos arqueológicos de una vida que se cruzó con la página y la olvidó.
Este Museo Efímero no exhibe grandes piezas ni obras maestras: expone lo que se quedó adentro. Lo que alguna vez fue útil, urgente, entrañable, o simplemente un fragmento de vida olvidado que quedó atrapado entre palabras ajenas.
Un momento que no buscaba durar, pero duró.